https://youtu.be/_nXgszJ1iAo

https://youtu.be/T_km-O-jPLM

Me había prometido a mí mismo que nunca volvería ahí.
Desde aquella noche, la casa quedó cerrada, olvidada al final del camino.
Pero el tiempo pasó, y su silencio se volvió polvo y grietas en las paredes.
El agente inmobiliario me avisó que había una persona interesada en comprarla. Así que regresé, solo para arreglarla y prepararla para la venta. Simple. Rápido.
Pero en el instante en que toqué la perilla oxidada... supe que no lo sería.

La puerta cedió con facilidad, como si ya me estuviera esperando.
El aire estaba quieto, pero no polvoriento — era denso.
Los cuadros en las paredes parecían más oscuros de lo que recordaba.
El silencio dentro era perturbador.

Cada rincón guardaba nuestras memorias.
Sus risas en la terraza, los almuerzos de domingo, las discusiones que siempre terminaban en reconciliación.
Pero después de aquella última pelea, todo cambió.
Me fui y ella se quedó llorando. Nunca más la volví a ver.
Al menos, no viva.

La sala estaba igual. El sofá torcido, los cojines aplastados.
En la pared, las marcas del tiempo parecían formar sombras que antes no existían.
Subí despacio al segundo piso, donde estaba nuestra habitación.
Mis manos temblaban sin razón aparente.
La culpa pesaba en mi pecho.

En el pasillo, el aire se volvió más frío.
Como si entrara en otro tiempo, otra dimensión de la casa.
Pasé frente a uno de los cuartos y algo me hizo detenerme.
De reojo, vi una silueta cruzar la puerta abierta.
Era su rostro. Rápido. Débil. Inconfundible.

Mi corazón casi se detuvo.
No podía ser. Estaba solo.
Pero lo vi. Lo vi.
Esa aparición no era mi imaginación.
Era una advertencia.

Entré en el cuarto y no había nada.
Ninguna señal de polvo movido, de presencia, de vida.
Pero su olor familiar flotaba en el aire — no era perfume, solo... presencia.
Como cuando alguien aún no se ha ido de verdad.
Como si me estuviera observando desde algún rincón que no podía alcanzar.

Me senté en la cama y me quedé ahí un rato.
Intentando entender si era arrepentimiento, culpa o algo más.
Aquella noche, la última que pasamos juntos, dije cosas que jamás debí decir.
Ella lloró. Me pidió que me quedara.
Y me fui dando un portazo.

Pasé la noche en el cuarto.
No dormí.
Cada vez que cerraba los ojos, veía su silueta en el pasillo.
Y en algún momento, estuve seguro: no era solo una sombra.
Ella estaba ahí. Observándome.

Por la mañana, bajé a la cocina y encontré una taza sobre la mesa.
La misma que ella usaba. Intacta, limpia, como si la hubieran colocado ahí hacía unos minutos.
No había polvo sobre ella.
Temblé.
Eso no era posible.

Pasé los días siguientes atrapado ahí.
No podía salir. Literalmente.
Las puertas se cerraban solas. Las ventanas no se abrían.
La señal del celular desapareció en cuanto entré.
Era como si la casa me hubiera devorado.

En el tercer día, oí la escalera crujir.
Estaba en la planta baja y sabía que no había nadie más.
Miré hacia arriba y, por un instante, vi un pie descalzo desaparecer en la parte superior.
Corrí hasta ahí. Nada.
La misma presencia, el mismo frío.

Empecé a hablarle.
A pedirle perdón. A decirle que me arrepentía.
Que haría cualquier cosa por tenerla de vuelta.
Y el silencio de la casa parecía escucharme.
Hasta que una noche, ella respondió.

Era su voz. Baja, detrás de mí.
“Volviste.”
Me giré de golpe, pero solo había oscuridad.
No era una amenaza.
Era más bien… una afirmación.

Después de eso, comenzó a aparecer con más frecuencia.
A veces, a mi lado en la cama.
Otras, parada en la terraza, mirando hacia fuera.
Siempre en silencio.
Siempre con los ojos hundidos, como si no parpadeara desde hacía años.

La primera vez que apareció a mi lado, me congelé.
No sentí miedo — sentí vergüenza.
Sus ojos ya no eran los mismos.
Parecían pozos oscuros, demasiado profundos para mirar directo.
Pero aun así, le pedí perdón.

No habló.
Solo extendió la mano hasta tocar mi rostro.
Fría como piedra, pero suave como cuando estaba viva.
Cerré los ojos, conteniendo la respiración.
Y deseé que me llevara.

A la mañana siguiente, desperté solo.
Pero la marca de su toque aún estaba en mi rostro — una leve rojez.
Empecé a pensar que tal vez era justo.
Tal vez mi castigo era quedarme ahí con ella.
Y tal vez solo esperaba que yo lo aceptara.

Vivía una rutina de condenado.
Le hablaba, incluso cuando no respondía.
Dejaba una silla corrida en la mesa.
Dormía en el mismo lado de la cama de antes.
Y esperaba.

Una noche, oí algo caer en el cuarto.
Era uno de los portarretratos — el nuestro, del viaje a la playa.
Estaba en el suelo, el vidrio hecho pedazos.
Pero lo curioso es que el rostro de ella había desaparecido de la foto.
Como si nunca hubiera estado ahí.

Eso me desestabilizó por completo.
Empecé a sospechar que estaba borrando sus huellas.
O peor: preparándome para algo que aún no comprendía.
Un intercambio, tal vez.
Un pacto no dicho.

Al séptimo día, volvió a hablar.
“Sabes lo que quiero.”
La voz era baja, sin emoción.
No era una petición. Era un recordatorio.
Y supe exactamente lo que quería.

Fui al ático.
Había una cuerda vieja atada a una viga.
Ella estaba abajo, en la oscuridad, observando.
Con un leve movimiento de cabeza, aprobando.
Y yo… por un momento, lo consideré.

Pero algo me detuvo.
No era miedo — ya no.
Era un instinto primitivo de supervivencia.
Y cuando dudé, ella desapareció.

Al día siguiente, algo era diferente.
Las paredes parecían más estrechas, como si se cerraran poco a poco.
El pasillo, que recordaba corto, se hacía más largo cada vez que lo cruzaba.
La puerta de la cocina rechinaba sola, incluso cerrada.
La casa se deshacía por dentro.
O se adaptaba a lo que ahora era.

Una prisión hecha de culpa.
Y yo era el prisionero.
O el visitante.
O quizá el último pedazo de carne viva que ella aún necesitaba.
Para completarse.

Intenté quemar la casa.
Hice una fogata con las cortinas y los muebles.
Pero las llamas no subían.
Solo danzaban bajito, como si se burlaran de mí.
Ella no iba a dejar.

Entonces grité.
Grité todo lo que guardé por dos años.
La verdad.
Que sí la amaba.
Pero que nunca quise prometer lo que no podía cumplir.

Esa noche, apareció una última vez.
Una figura parada al pie de la cama.
Y por primera vez… lloraba.
Pero no dijo nada.

A la mañana siguiente, la puerta principal estaba abierta.
La luz entraba con fuerza, como si el mundo hubiera vuelto a la normalidad.
Salí sin mirar atrás.
Pero sé que ella sigue ahí adentro.
Esperando que cumpla mi promesa.

Entiendo que existe la parálisis de sueño, pero en esta ocasión realmente se me subió algo, estaba tratando de quedarme dormido y mientras estaba somnoliento la sensación que sentí fue como quedarme dormido, pero comencé a sentir que algo me aplastaba, el peso de algo vaya, y de repente ve algo negro acercarse a mi cara, cerré los ojos y solo traté de moverme.

Saben que puede ser? Soy fiel creyente de que siempre es parálisis de sueño, pero esta vez fue diferente.

NPCS DE LA VIDA REAL [VOL.2]

La gente de la península de Paraguaná dice que el Hachero es el alma en pena de un hombre que salió a cortar leña en días de Semana Santa, por eso Dios lo castigo, y que por ello en estos días es cuando se escucha más el retumbar de secos golpes de hachas entre la maleza de los conucos.

Este relato es una versión de una experiencia propia. Sucedió en Guacuira, un pequeño caserío ubicado en la península de Paraguana, durante una oscura noche de viernes Santo. Hace muchos años, cuando era aún un niña, estando de visita en la casa de mi abuela en el campo, este espectro de la noche decidió darnos un gran susto. Como era costumbre en aquellos años, aprovechábamos los días libres de Semana Santa para ir al campo; y bueno, teniendo cerca las playas de la península, uno de esos días decidimos llegar hasta Adícora, una de las más cercanas para pasar un día de playa. Particularmente ese día retornamos algo tarde a la casa, y entre la preparación de la cena y los chinchorros para dormir nos acostamos casi a media noche. Un par de horas después de haber quedado todo en silencio en aquella casa, se escucho muy cerca, como si hubiese sido casi al lado de la ventana de la pequeña sala, el "Tac" "Tac" de los golpes de un hacha; todos nos sorprendimos pero fue la voz de mi madre la primera en escucharse preguntando, ¿Quién cortaba leña a esa hora?, mi padre fue el único en responder explicándole: es Faustino, el vecino, el siempre se levanta muy temprano a recoger leña. Y con una extraña sensación todos volvimos a dormir, quizás pasó otra hora cuando nuevamente escuchamos los fuertes hachazos, que ahora venían acompañados del crujir de ramas cayendo, ya todos ansiosos por descubrir que pasaba a esa hora fuimos detenidos por mi padre quién nos pidió que fuéramos a dormir, que en la mañana le reclamaría a Faustino. Así hicimos, aunque intranquilos pudimos terminar de pasar la noche. En la mañana, nos sorprendió descubrir que no había señal alguna de aquella experiencia nocturna, mayor sorpresa fue la explicación de mi padre – Fuimos espantados por el Hachero – un alma en pena que vaga en estos campos, condenado a buscar leña eternamente, asestando prolongados y lúgubres hachazos; a lo que pregunté - ¿Cómo pudiste estar tan calmado? – y con una suave sonrisa respondió – porque se escuchaba muy cerca, lo que quiere decir que estaba lejos de aquí, así sabes de su presencia, y cuidado si lo escuchas lejos, porque quiere decir que está muy cerca de ti.

Alguien que haya tenido alguna experiencia con algún duende o algo similar? Mi abuela me contó una historia sobre ellos.

Me contó que una vez estaba con su amiga platicando durante la noche después del trabajo, y mi padre que en ese momento era un bebé estaba en la carriola durmiendo en un cuarto oscuro con la puerta entreabierta, mi abuela escucho como hacía sonidos de bebé ya saben típicos ruidos de bebés balbuceos, mi abuela pensó que ya se había despertado el bebé entonces cuando abrió la puerta y prendió la luz vio a un ser de estatura pequeña parado en el porta vasos de la carriola, era el el hizo esos sonidos el bebé aún seguía durmiendo, mi abuela rápidamente agarro al bebé y mi abuela y su amiga quedaron paralizadas ya que no sabían si era real lo que vieron, el duende salió por una ventana que estaba abierta, después de eso decidieron irse a la casa de su amiga, pero al salir vieron a esa cosa en la esquina de una pared viendolas mientras se burlaba, mi abuela dijo que se veía muy peludo sin ropa y con los dientes muy grandes, está historia ya tiene bastante años cuando mi abuela era bastante más joven y no había tantas casas por donde ella vivía en ese entonces, osea había bastante bosque. Me interesaría saber si tienen alguna anécdota así o similar

Estoy aburrido cuenteeeen

Historia de terror sobre un hospital embrujado de México https://youtu.be/-py6iHCQ260?si=i46fUClrGD1F7lwo

cuando tenia 6 años vi una sombra asomarse y ocultarse en la cama de mis papas mientras salia del cuarto y cuando se lo dije a mi papa me dijo que era obra de la mente, pero era de verdad que lo vi por mis propios ojos pero el incidente que recuerdo hasta la fecha es cuando tenia 12 años estaba solo en mi casa, haciendo 2 tostadas como merienda de la tarde en la cocina y cuando me dio ganas de ir al baño fui al baño de mis papas que estaba en su cuarto y cuando entre esa sombra se levanto del suelo de bajo de la cama de mis papas y corrio hacia mi y por el miedo corri a la cocina y la sombra me siguio, agarre un cuchillo y le dije: “tu quien eres, muestrate”. se mostro su cara no tenia nada, parecia una sombra sin nada en su cuerpo, media casi 2 metros (como un hombre adulto) y estaba a un metro de mi, parecia la sombra de un hombre adulto y lo vi por 7 segundos y luego se oculto y cuando mire desaparecio y cuando mis padres vinieron le explique todo, pero no me creyeron y hasta hoy tengo el miedo que esa sombra vuelva creo para hacerme daño, espero que no vuelva nunca jamas.creo que era uno de La gente sombra, también conocida como figuras sombra, seres sombra o masa negra, son supuestas entidades primordiales o demonios primigenios. La investigadora paranormal Heidi Hollis ha expresado la creencia de que la gente sombra son entidades que pueden ser vistas cuando se tiene una parálisis del sueño, alucinaciones provocadas por circunstancias fisiológicas o psicológicas, uso y abuso de drogas estimulantes como la cocaína y la metanfetamina o efectos secundarios de medicaciones, y la interacción de agentes externos sobre el cuerpo humano.

cuando tenia 6 años vi una sombra asomarse y ocultarse en la cama de mis papas mientras salia del cuarto y cuando se lo dije a mi papa me dijo que era obra de la mente,pero era de verdad que lo vi por mis propios ojos pero el incidente que recuerdo hasta la fecha es cuando tenia 12 años estaba solo en mi casa, haciendo 2 tostadas como merienda de la tarde en la cocina y cuando me dio ganas de ir al baño fui al baño de mis papas que estaba en su cuarto y cuando entre esa sombra se levanto del suelo de bajo de la cama de mis papas y corrio hacia mi y por el miedo corri a la cocina y la sombra me siguio, agarre un cuchillo y le dije: “tu quien eres, muestrate”. se mostro, su cara no tenia nada, parecia una sombra sin nada en su cuerpo , media casi 2 metros (como un hombre adulto) y estaba a un metro de mi y lo vi por 7 segundos y luego se oculto y cuando mire desaparecio y cuando mis padres vinieron le explique todo pero no me creyeron y hasta hoy tengo el miedo que esa sombra vuelva creo para hacerme daño, espero que no vuelva nunca jamas. creo que era una de La gente sombra, también conocida como figuras sombra, seres sombra o masa negra, son supuestas entidades primordiales o demonios primigenios. La investigadora paranormal Heidi Hollis ha expresado la creencia de que la gente sombra son entidades que pueden ser vistas cuando se tiene una parálisis del sueño, alucinaciones provocadas por circunstancias fisiológicas o psicológicas, uso y abuso de drogas estimulantes como la cocaína y la metanfetamina o efectos secundarios de medicaciones, y la interacción de agentes externos sobre el cuerpo humano.

¿Alguna vez has vivido en un edificio alto? Tal vez quieras echar un vistazo a la puerta del piso 13...
Esta historia me la compartieron hace poco, y desde entonces no puedo dejar de mirar hacia la escalera cada noche.

https://youtu.be/DlngQtOmfzM

Hola, ayer subí mi primer video narrando una historia q encontré por acá y me gustaría recibir opiniones y feedback de ustedes, y muchas gracias

Canal: PuroTerror

Hace unos días estaba haciendo mi tarea en mi casa mi mamá estaba doblando ropa en mi cuarto y en el armario tengo un barco de madera el barco se recorrió para atrás pensamos que era un ratón pero resulta que no había nada total que le respondí y le dije que si había alguien hay y la puerta del armario se recorrió de forma anormal creemos que hay el alma de un niño en la casa por qué después de eso an estado juguetes tirados en el patio de mi casa y juguetes por toda la casa y nosotros teníamos los juguetes guardados en una caja y nadie abrió la caja ustedes que opinan

¿Y si ese extraño en la multitud… no fuera un desconocido? https://youtu.be/k_au3Pe9eUQ?si=us9lEiaESWv-4LvJ

Mi nombre es Alejandro y me a pasado algo muy extraño estos últimos 10 días cada vez que me voy a dormir sueño que despierto en una isla repleta de casa su tienda es abandonadas pero al empezar el primer día me encontré con una nota que decía 10 reglas para sobrevivir al sueño 1: si ves a una persona no intentes hablarle no es una persona y no quiere saber lo que te hará 2: no comas nada de ese lugar si lo haces te convertirás en uno de ellos 3: escuchas músicas o canciones tápate los oídos si lo escuchas por mucho tiempo tus oídos sangrarán y ellos te matarán 4: no te quedes en un lugar muévete constantemente ellos perciben dónde estás 5: no entres a ninguna estructura del mundo cotidiano es donde ellos más se esconden 6: no intentes pensar que son ellos se darán cuenta al instante de dónde estás 7:no intentes dormir te buscarán en dónde sea que estés 8: no intentes pensar en dónde estás ellos lo sabrán si lo haces 9: no intentes matarlos o hacerles daño solo causarás que tu muerte sea más dolorosa 10: para escapar de este lugar tiene que sobrevivir durante 50 días

Suerte la necitaras

Estoy

Terminando de escribir estoy para irme a dormir espero que esto termine o no morir

Ellos te ven en dónde quiera que estes

Mi esposa está afuera de la casa , es de madrugada y no se que hace ahí.

VIDEO CON NARRACIÓN E IMÁGENES: https://youtu.be/DjyTb8ed5x4

Estoy aquí sentado, completamente alterado. Son las 3:17 a.m. y acabo de encontrar a mi esposa afuera. Estoy temblando mientras escribo esto, pero trataré de explicarlo lo mejor que pueda.

Hace algunos años vivíamos en otra casa. Una noche me desperté en medio de la noche porque escuché ruidos en la otra parte de la casa. Abrí la puerta del dormitorio con cuidado y vi que la luz del estudio de mi esposa, que estaba junto a la cocina, estaba encendida. La casa estaba a unas cuadras de una "zona peligrosa", así que pensé que alguien había entrado a robar y estaba revisando las cosas en el cuarto de mi esposa. Ella se había acostado conmigo varias horas antes y, hasta donde yo sabía, todavía estaba en la cama.

Avancé sigilosamente por la casa, listo para enfrentar al intruso, pero entonces me di cuenta de que era mi esposa. En mi estado medio dormido, había asumido que seguía en la cama. Resulta que se había despertado, no podía volver a dormir y fue a su estudio para distraerse un rato en internet. Estuve a punto de golpear a mi propia esposa pensando que era un ladrón.

Ahora, en nuestra casa actual, tenemos una puerta de malla y otra de madera. La puerta de madera tiene un cerrojo que se cierra por completo, y siempre tienes que llevar las llaves contigo, porque si cierras esa puerta, no puedes volver a entrar a menos que uses la llave de repuesto escondida o golpees para que alguien te deje entrar.

Hace aproximadamente una hora, me despertó el ruido de la puerta principal sacudiéndose. Inmediatamente agarré mi teléfono y revisé la cámara de seguridad que tenemos en la entrada. Para mi sorpresa, vi a mi esposa ahí, temblando de frío. Era ella, sin duda. Hemos estado casados por más de una década, sé perfectamente cómo luce mi esposa. Llevaba la misma ropa que usó ese día: una blusa roja y pantalones negros. No había duda, era ella. Pero no entendía qué estaba haciendo afuera.

Confundido, me giré hacia mi lado de la cama, y ahí también estaba mi esposa, profundamente dormida. Recordando el incidente de nuestra casa anterior, usé la luz del teléfono para iluminarla y asegurarme de que realmente fuera ella. Y sí, lo era, estaba completamente dormida.

En este punto estaba muy confundido, creí que tal vez no acababa de despertar y estaba soñando despierto. Me levanté y fui hacia la puerta principal. Mientras cruzaba la sala, vi que nuestra gata estaba acostada, apenas levantó la cabeza. Normalmente es muy curiosa y estaría pegada a la puerta intentando ver qué ocurre, pero parecía como si no hubiera escuchado nada.

Me acerqué a la puerta y pregunté: —¿Quién es?

—Soy yo, ábreme ya, me estoy congelando. Salí porque escuché algo y olvidé traer las llaves de mi bolso.

Sonaba exactamente como mi esposa. El mismo acento, la misma entonación, sabía dónde estaban sus llaves, todo coincidía. Pero yo no estaba convencido, porque acababa de verla dormir con mis propios ojos.

—Espera un momento —le dije. Fui de regreso al dormitorio y desperté a mi esposa.

 —Esto es muy raro, tienes que ver esto —le dije, mientras abría la aplicación de la cámara en mi teléfono para mostrarle la puerta. Allí seguía ella, afuera, mirando alrededor, como preguntándose por qué tardaba tanto en abrirle.

Mi esposa me miró extrañada y dijo:  —¿Cuándo grabaste eso?

 —No está grabado. Es en vivo. Estás afuera, en la puerta. Acabo de ir ahí y me dijiste que eras tú, que te dejara entrar porque te olvidaste las llaves.

Mi esposa se levantó horrorizada y miró por la ventana del dormitorio, desde donde se alcanza a ver la entrada. Al hacerlo, soltó un grito ahogado y cerró las cortinas de golpe. —¡Esa soy yo! —me dijo, aterrada.

Ahora yo estaba completamente asustado. Era claro que no estaba alucinando, estaba hablándole a mi esposa y tocándola físicamente, pero también estaba ella ahí afuera, usando exactamente la misma ropa que llevaba ese día. Mismo cabello, mismos lentes, todo.

Fuimos juntos a la sala y agarré mi linterna grande, de esas de metal resistente y luz potente, perfecta para cegar a alguien o usarla como arma. Nos paramos junto a la puerta.

 —¿Cuál es tu nombre? —pregunté. Ella respondió con su nombre completo, incluyendo su segundo nombre que incluso nuestros amigos cercanos desconocían. Todo era correcto. —¿Cuál es tu fecha de nacimiento? También era correcta. —¿Qué cenamos hoy? Me lo dijo, añadiendo que yo lo había cocinado. Todo correcto.

Podía escuchar a mi verdadera esposa junto a mí, tratando de controlar su respiración de lo asustada que estaba. La empujé suavemente y le susurré: —Pregúntale algo que solo tú sabrías.

Mi esposa tomó aire, pensó un momento y preguntó: —La última vez que estuvimos con mis padres, ¿qué cambio hizo mi papá en mi antigua habitación?

Hubo una pausa. —¿Quién es esa? —dijo la persona afuera—. ¿Por qué no me dejas entrar? Sabes que soy yo. Me estás asustando. ¿Quién está contigo? ¿Es una grabación mía? ¿Qué está pasando?

Respondí: —Responde la pregunta. ¿Qué cambio hizo tu papá en tu antigua habitación la última vez que estuvimos ahí?

Otra pausa. Finalmente respondió: —Agregaron una cama extra para que Max y Damián [los sobrinos de mi esposa] durmieran ahí cuando los visitan.

Escuché a mi esposa soltar un grito ahogado. Ahora estábamos los dos aterrados. Le agarré la mano y la llevé al dormitorio, donde encendí las luces.

Seguimos despiertos, mirando las cámaras. Esa persona se fue hacia el patio trasero, probablemente a buscar la llave de repuesto, pero eso fue hace 20 minutos y no hemos vuelto a verla. 

Estoy demasiado asustado como para dormir. No sé quién demonios era esa persona, ni qué quiere, pero no voy a cerrar los ojos esta noche, mientras tanto la persona que está enfrente de mí, insiste que es mi esposa.

https://youtu.be/Anfd_ssUQEE?si=dfzhIaobjRkLDP4f

Una historia corta para pasar el rato

https://youtu.be/XlLzwW8nu3g

Soy nuevo en reddit por lo que no sé como se agregan esos flairs y me veo en la obligación de decirles que, aunque sea notorio, está historia es ficticia, ahora sí empecemos.

En la noche, en los más oscuros lugares se encuentran unas criaturas sedientas de carne. Se desconoce como o cuando aparecieron estás cosas.

Regresando un día más del trabajo, yendo a ese cubo al que llamaba hogar, un repentino apagón amenazó toda la seguridad de la zona. El ambiente oscuro sumado al silencio que provocaba el que todos estén ya en su casa y la nula carga de mi celular que imposibilitaba el uso de mi linterna creaba una fuerte inquietud, que segundo con segundo iba apoderándose de mi. Pasaron lo que creo fueron 2 horas cuando un ruido que no era ni humano ni animal terminó de congelar por completo mi sangre. Un feroz rugido se oía de dónde creo que había un callejón. Sabía lo que me iba a pasar, pero me negaba a aceptarlo, me negaba a aceptar que, ante el amenazante gato, al ratón solo le quedaba correr y rezar por que su depredador desvíe su atención hacia otra parte. Fue entre que rezaba por que me pudiera salvar que ví dos puntos rojos viendo hacia mi, que hubieran acabado conmigo si en ese momento no hubiera vuelto la luz.

https://youtu.be/SZFyu0xD9K0?si=Gl62FcYFa8mbC1L6

El Silbón es el engendro asesino más peligroso de los llanos de Venezuela y Colombia. Mide más de tres metros de altura, lleva un saco a cuestas con los huesos de su padre y de todas sus demás víctimas, y con su silbido terrorífico trae primero el pavor y después la muerte. Y lo peor es que no se contenta con matar, sino que le extrae los huesos a todos los infortunados que se cruzan por su camino para engrosar la colección que lleva en su saco.

Se lo ha visto en las extensas sabanas venezolanas bañadas por el río Orinoco y en las bastas praderas del oriente de Colombia. Esta planicie compartida por los dos países se caracteriza por ser ganadera y poco poblada, tanto los venezolanos como los colombianos la llaman «El Llano», y en sus profundidades el Silbón acecha en las noches. La bestia comparte con otros monstruos latinoamericanos la facultad de engañar el oído de sus víctimas. Cuando sus silbidos se oyen cerca las personas pueden estar tranquilas porque el Silbón se encuentra muy lejos, pero cuando sus chiflidos se escuchan remotos ya puede ser tarde, porque la bestia está a punto de atacar a su presa.

La leyenda tiene más de 300 años, pero sigue tan viva en El Llano que el Silbón da nombre al Festival Internacional de Música Llanera, que reúne desde 1974 en la ciudad de Guanare (Estado Portuguesa, Venezuela) a más de 350 bailarines, músicos y cantantes oriundos de Colombia y Venezuela, quienes compiten en 19 modalidades diferentes del llamado «folclor llanero». Pero allí no todo es festivo, y muchas muertes registradas en la región de Portuguesa y en El Llano entero se atribuyen al Silbón.

La tradición oral asegura que se trata de un hijo que, hace mucho tiempo, cometió un parricidio y fue condenado por su abuelo a vagar eternamente por los llanos como un alma en pena. La versión más difundida afirma que todo surgió cuando un padre sedujo y violó a su nuera y el hijo le mató en venganza. Otros cuentan que el hijo era un joven caprichoso que quería comer con desesperación un asado de venado y, ya que su padre fracasó en la cacería y regresó con las manos vacías, decidió matarlo y sacarle las entrañas para satisfacer el deseo de saborear su asado. Lo cierto es que el abuelo se enteró del crimen, capturó a su nieto y lo azotó brutalmente con un látigo mientras le gritaba: «¡Eso no se le hace al padre de uno! ¡El padre de uno es sagrado! ¡Aprende!». Luego le puso ají picante en las heridas, lo soltó para verlo correr y lanzó en su persecución a un perro hambriento y con mal de rabia que pronto alcanzó al nieto y lo mató a dentelladas. Y dicen que desde entonces el Silbón recorre El Llano en busca de hombres infieles, borrachos y parranderos para asesinarlos y extraerles los huesos.

Sin embargo, muchos llaneros juran que en las noches el Silbón se acerca a las casas, descarga su saco y se pone a contar uno a uno los huesos de sus víctimas, y que si nadie consigue escucharlo y reacciona a tiempo para ahuyentar a la bestia, un miembro de la familia fallece al amanecer. Todavía hoy, en la imaginería popular, este engendro del más allá continúa cobrándose cada año decenas de vidas. El Silbón es especialmente brutal con los borrachos; les chupa el ombligo para absorberles todo el aguardiente que llevan encima, después los mata y por el mismo ombligo les saca los huesos.

Los únicos amuletos capaces de ahuyentar a el Silbón son los tres elementos que participaron en su muerte: un látigo, ají picante y un perro.

Si quieres escuchar un buen relato de terror, aqui os dejo este relato sobre la historia de la llorona. https://youtu.be/d_AuF-wm5Sc?si=nANPB4vFF0AmM-gc

Alguns anos atrás eu morei em Criciúma, Santa Catarina. Era uma experiência completamente nova para mim pois não conhecia ninguém na cidade, apenas fui lá seguindo quase como se fosse uma intuição, algo que não entendia. Lá, porém, eu descobri uma coisa que eu não gostaria de ter descoberto.

Em Criciúma existe uma avenida muito grande que atravessa a cidade chamada Avenida Centenário. De dia ela é muito movimentada, mas depois das 10 horas é praticamente vazia. Poucas pessoas e poucos carros. Eu não havia feito amigos lá, eu estudava e trabalhava muito, não tinha tempo pra isso, nas minhas folgas geralmente ficava em casa acordado até tarde lendo ou assistindo série no computador. Numa dessas eu resolvi ir procurar algum lugar que vendesse uma coquinha pra eu tomar, era umas 2 da manhã. Eu sabia que não tinha muitos lugares abertos então caminhei bastante até um posto de gasolina 24h. Entrei, comprei a Coca e notei que havia, bem no canto, sentado perto da janela, um homem tomando café e mechendo em um notebook com um capuz preto. Achei estranho, mas estava meio que garoando, então normal. Comprei a coquinha e um pacote de pãozinho de salsicha que eu adorava comprar lá pois vim com um queijinho ralado em cima que fazia ter um gosto muito bom. Na volta, quando saí, olhei pra janela do lado de fora e não vi mais o cara. Pensei que talvez ele tenha se levantado e segui pra casa.

Não deu dois minutos de caminhada e enxergo ele na calçada oposta à minha, um pouco mais à frente. Achei estranho, não o vi sair. Virei o rosto e segui caminhando. Levanto a cabeça e olho novamente, ele estava lá. Onde eu ia eu o encontrava. Estava começando a ficar muito estranho e eu com um pouco de medo. Não havia levado meu celular com medo de ser assaltado, mas eu sabia que ele não era assaltante. Cara, sério, quanto mais eu caminhava, mais parecia que estava longe de casa. Até o posto dava uns 15 minutos e eu sentia que já estava caminhando meia hora e nada de chegar. Enquanto aquele cara estava lá, eu parecia estar preso no meu trajeto.

Nisso, eu resolvo atravessar e ir confrontá-lo. Eu estava cagado de medo, admito. Mas não sei explicar, só sei que uma espécie de raiva, coragem e impulsividade tomou conta de mim. Eu estava disposto a ir pedir que ele me libertasse dessa "miragem" custe o que custar. Eu estava quase mijando nas calças de tanto medo e anseio, preocupado. A sacola com a Coca e os pãezinhos tremia. Eu parecia estar preso numa espiral de desconforto, ansiedade, medo e uma decisão impulsiva. No meio da primeira faixa da avenida eu já estava quase pensando em desistir mas sabia que agora não tinha volta. Quando subi no canteiro central...

... ele já não estava mais lá. Olhei para todos os lados e não o enxergava. Corri até o local onde o vi pela última vez e encontrei simplesmente um bilhete escrito: "a vontade de ser livre é a única chave da prisão". Eu entendi na hora. Respirei fundo e ainda assustado, segui pra casa. Nada mais de anormal aconteceu. O chuvisco ficou um pouco mais forte e eu me molhei um pouco. A água da chuva estava fria e a noite tão escura que somente as luzes amareladas dos postes da calçada e o branco do led dos postes do canteiro central ousavam cortar o breu noturno. E eu lá, encolhido, pensativo, tremendo de medo e frio e com o coração pulsando a mil. Não sei e sinto que nunca saberei o que aconteceu e qual motivo disso. Apenas vivi isso. Nada mais.

Por el año 1815, la gente de la época presenció cómo una mujer se convirtió en mula de la cintura para arriba después de que le negara un plato de comida a su madre. El fenómeno ocurrió en su pequeño restaurant, donde llegó la anciana a pedir. Después de que su propia hija la botara, ella se encontró a un señor que le dio una moneda con una cruz de San Andrés sobre el sello. El hombre le dijo que volviera al restaurant, comprara una comida con esta moneda y, al darle su hija el vuelto le dijera: “quédate con eso pa’ que compres malojo”.

Después de seguir las instrucciones del desconocido, la hija de la señora sufrió la transformación delante de los que allí se encontraban, comenzo a lanzar coces y a relinchar, hasta que se fue del lugar. Después de ese día, la mujer mula aparece rezando en la iglesia de Las Mercedes, cubriendo su castigo con un gran manto blanco.

LOS NPCS DEL TIKTOK